Arsenio Isabelle: Comerciante por un día

blog P2131467El viajero naturalista

Arsenio Isabelle (1795-1879) fue un adinerado aventurero francés, bohemio y curioso. Desde joven recorrió Francia y otros paises europeos. Pasados los treinta años de edad sintió la necesidad de alejarse de su país para probar suerte como comerciante en el Río de la Plata, aunque en realidad ésta fue una buena excusa para ausentarse de su Francia natal, por no estar de acuerdo con las reformas políticas que se estaban produciendo.

Se lo considera un viajero naturalista. En su libro -como enseguida veremos- dio a conocer abundantes noticias relacionadas con la historia natural y la descripción pintoresca de los lugares que visitó. El interés por la caza y recolección de productos naturales con destino museológico es una constante dentro de su prosa. Isabelle poseía sólidos conocimientos de química y fìsica enriquecidos además por rodearse de los mejores sabios de la época. También era dueño de una amplia cultura literaria a juzgar por los libros de cabecera que tuvo a mano: Aristóteles, Balzac, Chateaubriand, Humboldt, Charlevoix, Azara, Saint Hilaire, D´Orbigny y otros.

Convencido, según sus palabras de que los viajes eran un medio muy poderoso de perfeccionar la educación y desarrollar la inteligencia, decidió embarcarse a América para saciar su curiosidad. El Antiguo Virreinato de Buenos Aires fue su meta y tras las averiguaciones normales para el caso se largó a la aventura.

Con la idea de hacer algo dinero se asoció a un connacional para instalar en Buenos Aires una fábrica de jabón. Recordemos que Isabelle llegó a la región del Plata en 1830. El momento político y socio-económico (guerra con el Brasil) por el que transitaba nuestro país no le permitió afincarse como comerciante y en poco más de tres años perdió una gran fortuna.

Su primitiva idea de recorrer la región pampeana y cordillerana, pasando por Córdoba, San Luis, Mendoza, La Rioja, Catamarca, etc., tuvo que ser sensiblemente modificada por razones presupuestarias. El viaje en definitiva se concentró hacia el litoral de Argentina, Uruguay y sur de Brasil.

 La obra: De regreso a Francia, alrededor de 1835 Arsenio Isabelle escribió las peripecias de su recorrido por América bajo el titulo Voyage à Buénos Ayres et à Porto Alegre, par la Banda Oriental. El autor dedicó su obra al “Comercio de El Havre” y fue editado por J. Morlent, más tarde, recién en 1943 se tradujo al castellano.

El libro de muy amena lectura, contiene interesantes noticias de las distintas ciudades visitadas, principalmente de Buenos Aires y sus alrededores. Entre sus páginas hay detalladas descripciones de los antiguos conventillos, teatros y lugares de esparcimiento.

El interés de Isabelle por las ciencias naturales es específico. “Para ayudarme, traía conmigo, por mi cuenta, a un joven preparador bastante hábil, que se había comprometido por contrato a acompañarme a todas partes y cuya remuneración consistía en un duplicado de mis colecciones”. Su nombre era Eugenio Bamblín o Gamblin, apodado “Sansón”, hijo de un renombrado taxidermista francés. Además el propio Isabelle nos informa que “…queriendo hacer una colección completa de los productos naturales de todas las regiones que recorrería, me había provisto de armas excelentes…” que completó con frascos, drogas, estopa para rellenar animales, una prensa especial para herborizar y algunos elementos de medición específicos.

 Relatos y testimonios: En su recorrida por la ciudad Isabelle visitó el Museo Público (hoy MACN)  que por aquella época recién abría sus puertas dentro del Convento de Santo Domingo “ El museo no es, todavía, más que un gabinete de curiosidad, pero no deja de ofrecer, sin embargo, algún interés científico, al mismo tiempo que es un verdadero adorno para la ciudad. Ha sido inaugurado con una colección bastante hermosa de minerales, de piezas de anatomía, de instruentos de física y otros objetos … El público tiene entrada libre los martes, jueves y días de fiesta, de once a doce. La escalera por la cual se sube a la galería es considerada una de las maravillas de la ciudad argentina…

Para satisfacer sus necesidades de naturalista proyectó una excursión de caza “…atravesamos Barracas y luego los Saladeros, depués comenzamos a cazar en las vastas llanuras pantanosas que se extienden al pie de las pequeñas colinas de Quilmes sin que nadie nos molestara…

En las orillas del Uruguay (Salto – Paisandú) una crecida inesperada del río le permitió acopiar muchas pieles “…Al octavo día de caza, volvimos con sesenta piezas, de las cuales cuarenta y dos eran pájaros mosca de dos especies unicas, que se encuentran en esta localidad: el verde dorado, muy común [Chlorostilbon sp.], y el amatista topacio [Calliphlox sp.], bastante raro”.

En el vecino país de Uruguay, Isabelle participó en una de las primeras excursiónes científicas realizadas por el Museo Nacional de Historia Natural de Uruguay, junto a Bernardo Prudencio Berro Larrañaga, tio de Don Dámaso Larrañaga. Además con otro gran naturalista del país vecino, Teodoro Vilardebó publicó una de las primeras descripciones del gliptodonte en uruguay y herborizó algunos vegetales, que todavía se conservan en el Museo de Montevideo.

En Paraguay Isabelle se entrevistó con Bompland, a quién agradeció espresamente en su libro “…el célebre botánico, colaborador de Humboldt. Ha tenido a bien acordarme hospitalidad, con la paternal bondad que lo caracteriza, en medio de los desiertos en donde su amor por las ciencias naturales. le tenían aún exiliado del mundo científico.

Es de sumo interés un apartado titulado “Historia Natural” , donde el autor vuelca mucha información sobre flora y fauna de las especies colectadas y también sobre la geología del lugar.

En síntesis la obra brinda un excelente panorama histórico y naturalístico de nuestro país, Uruguay y sur de Brasil. Además sería muy interesante rastrear algún otro escrito o conocer el destino de esas colecciones que sin duda aportarían nuevos elementos a tener en cuenta.

Al parecer a Isabelle le dio buen resultado pensar que los viajes lo convertirían en una persona culta e inteligente, ya que en 1837, volvió a Uruguay como cónsul francés y visitó Brasil, Paraguay etc, allí se destacó en varias disciplinas, fue profesor de latín, contador, comerciante y periodista siendo director de algún periódico. Octogenerio, desde Uruguay regresó a Francia (El Havre) donde falleció.

 

Con leves modificaciones publicada en Revista Vida Silvestre 126, enero /marzo 2014: 44-46

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